Desconocimiento y falta de control

Muchas veces, todo parece indicar que los términos "gestión" e "incertidumbre" no pertenecen al mismo campo semántico. Sin embargo, un motivo fundamental por el que la humanidad avanza es, precisamente, por querer alcanzar nuevas cotas que le resultan todavía desconocidas y/o cuya forma de alcanzarlas es completamente incierta (es decir, donde existe falta de control).

Donald Rumsfeld, ex-Secretario de Defensa de Estados Unidos, estableció en 2002 la importancia del “desconocimiento desconocido”:
“Reports that say that something hasn’t happened are always interesting to me, because as we know, there are known knowns; there are things we know that we know. There are known unknowns; that is to say, there are things that we now know we don’t know. But there are also unknown unknowns – there are things we do not know we don’t know. And if one looks throughout the history of our country and other free countries, it is the latter category that tend to be the difficult ones.”

Es decir, hay conocimiento conocido, cosas que sabemos que conocemos. Hay también conocimiento sobre lo desconocido, aquellos temas que sabemos que no conocemos. Y, por último, también hay desconocimiento desconocido, aquellas cosas que ignoramos que desconocemos. (*) Dicho de otro modo, no disponer de evidencias de un tema no implica su ausencia.

Esto mismo es aceptable si hablamos de gestión y control. Encontramos cosas que sabemos que controlamos, algunas otras que sabemos que no controlamos y, por último, aquellas que no sabemos que no controlamos (lo que llamamos “desconocimiento desconocido” o “unknown unknowns”). Y somos capaces de enfrentamos a la incertidumbre en la gestión, porque aceptamos que existe un cierto desconocimiento y, en consecuencia, cierta falta de control. Y aún así actuamos, sin tener certezas sobre lo que ocurrirá.

(*) Reflexión basada en un ejemplo utilizado por el profesor John Kay en su libro “The Long and the Short of It”, en el capítulo 7 sobre riesgo y recompensa.

Créditos de la imagen: Neil Melville-Kenney (bajo licencia Creative Commons)