Gestión tradicional vs. Gestión relativa

(Post escrito en colaboración entre Javier Martínez y Alfonso Romay)

Una derivada interesante del nuevo enfoque de eficiencia y productividad que comentamos es la generación de recursos ociosos.

La gestión tradicional entiende que se debe optimizar y justificar cada recurso que invertimos, que los recursos disponibles deber estar aprovechados y justificados al 100%. Considera inaceptable mantener recursos que parecen ociosos, que no generen una rentabilidad a corto o medio plazo.

En los tiempos actuales, parece inconcebible una empresa en la que el objetivo máximo no sea conseguir la máxima eficiencia. Y nos referimos a empresa en sentido amplio como un reto, ya sea económico, político, social o personal. En ese contexto, se considera que los resultados son los únicos que pueden validar que una decisión es correcta, cuando en realidad no es así.

Qué son recursos ociosos

Estamos educados en medir y mejorar el rendimiento de forma casi compulsiva, estableciendo el retorno de cada acción y activo empleado. Sin embargo, las cosas han cambiado y es preciso adaptarse. En entornos de complejidad y gran incertidumbre, el verdadero potencial no reside en ser eficiente, sino en algo más sencillo y difícil de admitir.

Se trata de tener la capacidad de generar y gestionar recursos ociosos. Recursos que son prescindibles, no son necesarios para sobrevivir, y de los que no podemos asegurar un resultado. La concepción del recurso ocioso debe ser similar a “recurso del que no podemos asegurar la rentabilidad”.

Gestión tradicional vs. Recursos ociosos

La utilidad de los recursos ociosos

Trabajar con recursos ociosos tiene utilidades varias, mucho más usuales de lo que parece. La principal es tratar de que mejoren nuestras posibilidades a medio o largo plazo. Tratamos de influir en el escenario actual o futuro, actuando sobre nuestras opciones. En otros casos los recursos ociosos se destinan a experimentar y hacer pruebas, valorar qué ocurre si realizamos determinadas acciones sin la presión de conseguir un resultado.

Veamos un ejemplo. Cuando compramos acciones en bolsa, invertimos un capital en un entorno de más riesgo que si lo hacemos en renta fija. Ese capital, por sentido común, y según las recomendaciones de los expertos en este tipo de inversiones, tiene que ser no necesario, prescindible. O, al menos, que no sea necesario disponer de él. Nadie en su sano juicio invertirá su renta básica en algo tan volátil. Además, existe un riesgo, por pequeño que sea, de perder ese dinero invertido. Entonces, ¿por qué invertimos en valores bursátiles?, ¿podemos asegurar un resultado? Complicado, aunque nos apoyemos en nuestra experiencia para valorar opciones. ¿Podemos controlar la situación hasta el punto de influir? Prácticamente imposible. Y en cambio, invertimos. Y ese capital invertido es lo que nosotros consideramos que debe tratarse como un recurso ocioso.

En una empresa el funcionamiento es similar. Cuando una empresa trata de avanzar, debe tener la capacidad de generar y poner en valor recursos ociosos, sobre todo cuando la decisión comporta un riesgo, en muchos casos con altas dosis de incertidumbre. Cuando, simplemente, tratamos de mejorar nuestras opciones de cara al futuro, porque no podemos asegurar nada más.

Por qué no se admiten los recursos ociosos

Como hemos dicho antes, suele rechazarse la idea de que al gestionar actuamos mediante la aplicación de recursos ociosos. No generan un rentabilidad inmediata y eso no está bien visto. Y casi nunca existe una metodología clara de ejecución que lo justifique, a excepción de la gestión relativa. Ademas, están asociados a dinámicas en las que prima el desconocimiento y la falta de control y, aún así, actuamos sin tener certeza sobre lo que ocurrirá, y esto resulta cuanto menos incómodo.

Si lo pensamos con detenimiento, veremos que muchas acciones que disfrazamos como proyectos del negocio son, en realidad, intentos de poner en valor recursos ociosos. ¿Por qué nos empeñamos entonces en cuantificar su retorno y dotarlas de un -falso- rigor metodológico?

A veces, nos toca tomar decisiones que no podemos justificar de forma inequívoca. Avanzar suele consistir en intentar algo nuevo, algo distinto y para afrontarlo con mayor claridad debemos aceptar que no estamos seguros de lo que hacemos. Los nuevos gestores han de convertirse en maestros de este arte.

Créditos de la imagen superior: Roberto Pla (bajo licencia Creative Commons)

Javier Martínez Romero

Interesado en la gestión en entornos de incertidumbre, desarrollando el concepto de gestión relativa. Co-fundador de scalabBle. Siempre simplificando.
En Twitter: @javisagan

8 comentarios en "Gestión tradicional vs. Gestión relativa"

  • Ángel Martín
    08/05/2014 (12:56 am)
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    “La concepción del recurso ocioso debe ser similar a “recurso del que no podemos asegurar la rentabilidad”.”

    Entiendo la idea, pero (siendo quisquilloso) quizá se pueda refinar un poco la definición, porque: ¿hay algún recurso del que se pueda ASEGURAR la rentabilidad?

    • Javier Martínez Romero
      08/05/2014 (8:17 am)
      Responder

      Si tratamos de vincular el concepto desde el punto de vista de su relación con la rentabilidad tenemos que atenernos a dos cuestiones.

      ¿Se puede esperar rentabilidad de un recurso ocioso? Un “recurso ocioso”, a diferencia de los demás, no tiene porqué tener definido un resultado que se pueda medir. No es posible evaluar el rendimiento conforme al concepto de rentabilidad.

      ¿De todos los recursos se puede asegurar la rentabilidad?
      De muchos recursos se puede esperar una rentabilidad, aunque sea estimada. Es la diferencia que reside entre aplicar recursos para algo que sabemos supone un riesgo pero que también nos permite establecer unas expectativas (recursos tradicionales) o algo que es incierto (recursos ociosos).

      • Ángel Martín
        11/05/2014 (10:37 pm)
        Responder

        Entendido. Gracias por la respuesta.

  • scalabBle – ¿Cómo gestionar recursos ociosos?
    08/05/2014 (5:43 pm)
    Responder

    […] Hemos visto que los modelos de gestión tradicionales están quedando desfasados y que una parte de nuestro trabajo debe centrarse en generar recursos ociosos. […]

  • scalabBle – Gestión de la incertidumbre (parte 2)
    04/06/2014 (5:55 pm)
    Responder

    […] Hay quien supone que gestionar consiste en perseguir resultados concretos. Esto es correcto cuando el resultado sólo depende de saber qué hacer y de hacerlo perfecto. Algo así como resolver una ecuación de segundo grado: basta con conocer las fórmulas y hacer bien las operaciones para obtener las soluciones exactas. Ojalá gestionar fuese tan sencillo. […]

  • scalabBle – Los sistemas complejos desayunan tu productividad
    24/07/2014 (7:18 am)
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    […] las entradas anteriores hablando de eficacia en la gestión y la importancia de generar recursos ociosos, pensaba en el impacto de la complejidad en nuestra […]

  • scalabBle – VUCA y sus diferencias con el modelo de gestión relativa
    01/08/2014 (6:55 am)
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    […] puede verse originada porque existan diferentes formas de abordar un problema o, simplemente, porque no podemos controlarlo completamente. Así que la volatilidad, aun siendo importante, no es más que una posible causa de […]

  • scalabBle – El talento no se puede gestionar
    13/01/2015 (1:59 pm)
    Responder

    […] cambio, el talento se muestra y adquiere valía cuando las metas son difusas. ¿Dejaría usted a su equipo afrontar la meta de aumentar las ventas sin establecer un objetivo […]


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